Conversar con otros docentes sobre el proceso de evaluación, más allá del mero hecho de “chequear” el conocimiento de la lección del alumnado, supone un esfuerzo por dar a comprender a los compañeros/as la importancia de este aspecto para la mejora del aprendizaje del alumnado.

Desde los inicios como docente, he podido comprobar como cualquier tema relacionado con la necesaria cultura evaluativa en los centros, se había convertido en un tema escabroso. Conduce a plantear a los espectadores de tu discurso un esbozo de las evaluaciones más allá de un proceso de control de su labor profesional.

Ahora que andamos dentro de este MOOC sobre evaluaciones externas, pretendo encontrar un conocimiento amplio sobre una temática que está creciendo en mi interés profesional, principalmente, porque supone una tarea de reflexión sobre nuestro hecho colegiado en el seno de la Comunidad Educativa.

Por encima de entender las evaluaciones externas como un proceso de fiscalización (quizás este término aglutina el sentimiento de muchos docentes compañeros y compañeras en los centros donde he prestado servicio), se pueden entender como otra oportunidad, espero no sea perdida, de la búsqueda de la mejora en los aprendizajes del alumnado.

Sin focalizar nuestra atención en las críticas sobre las evaluaciones externas, abiertas desde algunos frentes, debemos comprender su uso como nuestro “feedback” personal sobre la eficacia, eficiencia, efectividad e impacto de nuestra labor profesional diaria en el aula. Entendiendo que ha habido una reflexión y análisis previo de las pruebas antes de usarlas como elemento educativo de nuestro currículo. Por ello, creo necesario este análisis breve de las principales pruebas.

PISA: Programme for Internacional Student Assesment.
Mide la competencia matemática, lectora, científica, financiera y la resolución de problemas. El organismo que lo regula es la OCDE y participan 71 países (próxima edición). Se aplica a alumnos y alumnas de 15 años.
A partir de las evaluaciones se elabora un informe sobre el estado del sistema educativo en torno al rendimiento de los estudiantes ante dichos exámenes. En cierto modo, no mide los conocimientos (“en bruto”) de los alumnos y alumnas sino la competencia de éstos para resolver cuestiones diarias donde sea necesario la puesta en juego de los conocimientos básicos deseables escolares para un mejor inserción en la sociedad actual.
Las opiniones sobre la idoneidad del instrumento son variopintas. No exenta de polémica, dota a los sistemas educativos de una radiografía detallada de aspectos importantes sobre el impacto de la docencia en el alumnado.

PISA for Schools:
Según reza en los documentos del Ministerio, “es una herramienta de evaluación de los alumnos dirigida a ser utilizada por los centros educativos y agrupaciones de centros para apoyar la investigación, la evaluación comparativa, y sus esfuerzos para la mejora.”
Es entendida como un complemento al informe PISA y se pretende que se convierta en el motor de reflexión entre docentes hacia la mejora de los aprendizajes del alumnado.

PIRLS: Progress in Internacional Reading Literacy Study
Mide la capacidad de lectura y se realiza en 4º de primaria. El organismo que la organiza es la IEA (Asociación Internacional para la Evaluación del Rendimiento Educativo) y participan 45 países. La competencia lectora es entendida, por una parte, como experiencia literaria y, por otra, como parte de la adquisición y uso de información.
La prueba, compuesta por dos bloques de evaluación, incluye factores del contexto para el análisis de las pruebas.

TIMSS: Trends in Internacional Mathematics and Science Studdy
Prueba que se realiza en 4º y 8º grado donde se valora la competencia matemática y de ciencias. El organismo que la elabora es la IEA y es aplicado cada cuatro años.
Participan 63 países.

TIMSS Advanced: Variante del anterior y valora los conocimientos sobre ciencias y matemáticas en alumnado de 2º de bachiller.

TALIS: Prácticas de enseñanza y aprendizaje en los centros educativos
Es una encuesta para docentes y directores. Se centra en las prácticas escolares en centros educativos.
La elabora la OCDE y participan 24 países

EECL: European Survey on Language Competence. Competencia lingüística en lenguas extrajeras. Mide la competencia lingüística y se realiza en 4º de la ESO. Regulado por la Unión Europea, participan 14 países.

ECES: Estudio de la Educación Infantil.

ICILS: Internacional Computer and Information Literacy Study.

PIAAC: Competencia de la población adulta de 16 a 65 años.

Como se puede comprobar, son múltiples las opciones en cuanto a evaluaciones se trata pero, cuál es el uso real de éstas y, ante todo, cuál debe ser el posicionamiento del profesorado ante ellas.

La creencia habitual de las evaluaciones nos conduce a determinarlas como meros medios para clasificar al alumnado. Incluso a veces se convierten en amenazas para los mismos: …..vas a suspender como no estudies…

Si atendemos a la perspectiva de la evaluación como un instrumento para medir al profesorado, la actitud es muy parecida: rechazo frontal porque también las consideran como amenazas.

Creo, desde mi humilde opinión, que las evaluaciones externas son susceptibles de mejora pero pueden ser un elemento enriquecedor de nuestra aula y del aprendizaje real del alumnado.

El profesorado vuelve a estar delante de otra oportunidad de mejora del sistema educativo español, desde la reflexión y estudio de las posibilidades y fortalezas de las pruebas externas. Atendiendo a las críticas desde una visión constructiva y valiente, porque somos o debemos ser, profesionales de nuestra labor educativa.

En cierto modo, nuestro camino se cruza ante una dualidad en la cual exige un posicionamiento. Por una parte, continuar por el camino de comprender la evaluación externa como una amenaza repleta de debilidades, percibiéndola como agente extraño de nuestra labor profesional y reduciéndola al mero “check” realizado al final del proceso de enseñanza- aprendizaje. O, por otro lado, las evaluaciones externas se pueden convertir en una herramienta que nos proporcione información necesaria sobre nuestra aula y del aprendizaje (real) de mi alumnado (no es ésta, ¿nuestra finalidad real en la escuela?).

Por último, casi en tono reivindicativo y como docente con el objetivo de ser profesional en su labor, debemos exigir que las pruebas externas se entiendan como el instrumento de mejora que es y no, un indicador (y/o “arma”) al servicio de aquellos que vuelan por el sistema educativo para generar ranking o méritos subjetivos en la codicia pecuniaria.

Espero que haya sido interesante mi discurso y, para cualquier objeción, deja tu comentario.