Hemos dejado la preparación del examen para el último día, como los malos estudiantes. Esta afirmación la he escuchado multitud de veces, directa o indirectamente y gran parte del discurso es cierto. Si dejas para los últimos días la preparación a la vuelta al colegio (¿quién sabe la razón?), sucede lo que sucede.
Algun@s manifiestan que esta situación es imprevisible, como si se tratara de un examen sorpresa. El examen sorpresa fue en marzo pero este examen lo teníamos fechado… ¡desde marzo!
Esta mañana he desayunado leyendo en la prensa, El País – El Mundo, que la presencialidad está en duda, quizás porque aliviar la saturación de las aulas es casi como encontrar sentido común en estos tiempo: complicado. Lo que no se ha hecho en años se pretende hacer en unos meses… algo así me dijo mi profesora Historia una vez.
Pues hace más de un mes que lanzaba estas ideas, https://www.linkedin.com/pulse/vuelta-al-cole-la-de-esquina-jose-alberto-mart%C3%ADn-sánchez/ principalmente, porque los que pisamos la escuela a diario, tenemos claro que la vuelta al colegio no iba a ser tan sencilla como rellenar un protocolo, necesario si, pero no obra milagros. Había que tomar decisiones excepcionales y no se han tomado.
Si por el mes de abril nos hubiésemos puesto en marcha, a pensar en la vuelta al cole, quizás nos hubiéramos tomado un tiempo para reflexionar las necesidades y peligros reales. Seamos sinceros, desde que se sale por la puerta de casa el riesgo de contagio está ahí. No te está esperando a la vuelta de la esquina, ni el virus tiene capacidad de decisión para “jugártela”, por tanto el objetivo no es riesgo cero, sino minimizar el riesgo en base a la necesidad de vivir.
Si en mayo hubiésemos terminado de reflexionar y preguntar a la Comunidad Educativa, nos hubiéramos dado cuenta que:
1.- Si la presencialidad es para el alumnado que no puede ser atendido en casa (conciliación) y para el alumnado que necesita la escuela (compensación), hubiera aliviado la saturación de las aulas.
2.- Si permitimos, únicamente, que un/a tutor/a se haga cargo de un grupo clase (ya aliviado por la situación híbrida), creando ese grupo de convivencia real con su alumnado, “infantilizando la primaria” y buscando modos para impartir las especialidades, quizás nos hubiéramos encontrado con recursos humanos necesarios para desdoblar grupos. Al margen de los que se contraten de forma excepcional.
3.- Cerrando discotecas… abrimos colegios…. Esta ecuación no es mía, la llevo escuchando varias semanas en la radio. Pero ahora nos encontramos, como los malos estudiantes, que hemos estado viviendo del Turismo sin prever otro modo de vida y ahora que nos enfrentamos a un examen diferente… no sabemos estudiar.
Concluyendo, que nos esperan una semanas de cambios, de prisas… crucemos los dedos.
Por cierto, quizás porque soy miembro de “casi” todos los sectores de mi Comunidad Educativa: director, docente y padre, entiendo el recelo de la misma. Quizás porque el liderazgo supone grandes dosis de asertividad pero mucho más de empatía, por aquello de “Ser el líder que te gustaría tener”.