En la mente de todo friki de la montaña no puede faltar la música de José González, el Sr. Stiller y un sin fin de imágenes de un país «en medio da la nada«. He tenido la suerte de cumplir uno de mis sueños… de los que se pueden contar… de aquellos que te rondan por la cabeza.
Desde hace varios años he tenido en mente viajar a Islandia. Conocer cómo se adaptan a un clima tan duro en algunos momentos del año y cómo se vive sabiendo que están encima de un volcán. A tenor de los comentarios en blogs y de amigos que ya habían estado, vivir una pequeña aventura en Islandia debería de ser, como poco, una grata experiencia. Más si cabe con nieve…. (qué nevazo nos cayó!!!).
Aún fascinado por el paisaje y la visita nocturna de las auroras boreales, nuestro pasos nos han llevado hasta estas tierras vikingas para un curso de formación dentro del último proyecto Erasmus+ de nuestro centro. Una vez más tengo la suerte y la responsabilidad de coordinar un nuevo proyecto Erasmus+, éste versa sobre evaluación y, como no, la internacionalización del centro.
Conforme pasan los cursos escolares y se renuevan las oportunidades para desarrollar proyectos Erasmus+, puedo constatar que la acción de Erasmus+ se convierte en un punto clave para la construcción de la identidad europea. Nada como poder visitar otro país europeo para conocer a otras personas, a otros docentes que, aún teniendo otro arraigo cultural, otro contexto y otro modo de “resolver” su vida a diario, podemos tener un espacio de crecimiento común, reflexionando sobre los puntos fuertes de cada nación que componen nuestra Europa.
En esta ocasión el curso de formación nos ha permitido estrechar lazos con una representación de docentes portugueses, lituanos, croatas, fineses y, sobre todo, islandeses los cuales no estuvieron presentes en el curso semi-estructurado pero que tuvimos la suerte de conocer en una visita a un centro educativo de Borgarnes
La visita al centro nos ha permitido conocer de primera mano el propio sistema y la organización del mismo. Resulta llamativa la ausencia de etapa de Primaria y Secundaria, ambas están unidas en un sólo bloque obligatorio y definido por el Estado. Para el resto tienen una organización similar a la nuestra.
También es interesante conocer el modo en el que organizan la vida del centro, bastante más flexible que nuestro propio currículo y dejando al alumnado bastante capacidad de elección. Nos resultó muy llamativo que cada alumno necesite un portátil propio de casa.
Retomando el pulso del curso, las horas de dedicación al mismo nos han conducido a trabajar la evaluación del alumnado así como la calificación de los mismos, desde una perspectiva más global e integradora. La evaluación ha sido tratada y debatida como parte de la formación del alumnado, un proceso de mejora en el aprendizaje del alumnado. Básicamente y en palabras de un gran profesional de la docencia, “eres docente todos los días y notario tres veces al curso”.
Así que, la experiencia vivida en Islandia fue muy positiva, tanto en el plano profesional como en el personal. Las vivencias con los docentes asistentes al curso y con mis compañer@s de aventura son sin duda lo mejor que me llevo de aquel lugar (in the middle of nowhere) junto a los parajes que he podido conocer de un país con mucho para explorar aún.
Y como muestra… un botón!!!