Ante esta cuestión me encuentro semanalmente los jueves, junto a un verbo en modo subjuntivo… «ojalá yo hubiera tenido esto en mi colegio cuando…», cómo hubieran cambiado las clases de ciencias (no cuento aquellos años con D. Gonzalo), sobre todo, para mis compañeros del fondo norte que, ni querían o ni podían, seguir el ritmo del resto.

Es digno de observar: la postura, la dilatación del ojo, la concentración, la motivación y la actitud del alumnado (en general) cuando se enfrenta al aprendizaje del funcionamiento de un engranaje o una polea más allá de la lámina «full HD», para aprender a través de las yemas de los dedos… . Es sin duda, un momento sublime para todo docente percibir un aura de «ganas de aprender»…. de devorar todo lo que se le presenta… de escuchar: «¿maestro, ya han pasado tres horas!?».

Esta cuestión va más allá de negar a unos para afirmar a otros, no es cuestión de desterrar a nadie ni a nada, sino de buscar la unión, buscar la sinergia entre lo que hay (que no es malo pero si mejorable) y lo que esconde una nueva oportunidad de sacar las vocaciones científicas de nuestro alumnado. ¿Cómo hubiera cambiado nuestra realidad, si mi generación hubiera tenido estos «modos de aprender»?

Nuestras clases comienzan con la siguiente pregunta: ¿Cuál es nuestro reto de hoy maestro?. Esta cuestión se lanza en mi dirección pero yo tengo otra: ¿qué esconden las piezas? Ésta vuelve hacia el alumnado, a modo de sesión, dónde mis pupilas, mi concentración, mi actitud y mi motivación parece que cambian… . A veces tengo la sensación…. que yo también espero la llegada del jueves por la tarde.

Y, ¿el currículum qué?

Cuando le hablas a otros docentes de este tipo de actividades y propuestas, algunos te hablan del currículo, te preguntan dónde está, cómo «eso» es currículo. Pues, no hace falta caminar mucho para atisbar contenidos (comencemos por ahí) de ciencias y matemáticas por doquier. Pero la cuestión va más allá del simple aglutinamiento de contenidos, sino que permite un espacio de reflexión y desarrollo multicompetencial del alumnado. No sólo son piezas que encajan.

Durante estos meses que estoy desarrollando este proyecto Andalucía-Profundiza, he podido y puedo (aún estoy disfrutando) observar que detrás de las piezas hay un currículo repleto de momentos para abordar la creatividad, el conocimiento aplicado, el razonamiento lógico-matemático, el trabajo en equipo, la comunicación y, sobre todo, la resolución de problemas. Aspectos que se presentan muy interesantes para el alumnado que deberá vivir en una sociedad que aún no conocemos pero que intuimos.

Así pues, he mirado por detrás de las piezas y he podido comprobar, que hay un entorno para empoderar al alumnado a sacar su vocación ingeniera, ver el mundo con «ojos matemáticos» y sembrar la semilla para que nuestra sociedad del futuro pueda abordar el gran reto que le viene en un periodo a medio plazo.

Os espero en mi clase….